Mira que no hay tontos enamorados en este mundo

Tenerle, tenerle cerca siempre, ahi a tu lado, contigo. Contigo para todo. Para echarnos unas risas, o un par de lágrimas. Un beso, un abrazo. Un hola, un adios.
Amar sus ojos, esos que siempre te miran acompañados de una sonrisa, de su sonrisa.
Esa que cuando le miras a ti te sale instantanea, tal vez sin quererlo, pero sale.
Pero siempre odiando la distancia, tanto como su espalda.
No son manías, para nada, simplemente la odio porque es lo último que veo cada vez que se va. Cada vez que se aleja, cada vez que anda en dirección contraria y tú te giras, es lo único que ves.
Además, verle la espalda es como un sinónimo de adios. Cada vez que veo que se me va, le echo de menos.
Me gusta más tenerle delante, conmigo, viendole esos ojos marron chocolate, o esa sonrisa perfecta, poder darle cientos de abrazos, todos los que quiera, o millones de besos, casi siempre son respuesta.
Es exactamente esto lo que pienso cada vez que escucho :
Porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna, mira que no hay tontos enamorados en este mundo.