Cuando me besas, un escalofrío recorre todo mi cuerpo.

Ya no puedo estar a solas contigo, ni tocarte, ni mirarte casi.
Cógeme la mano.
¿Notas cómo tiembla? ¿Lo notas?
Este es el problema, que no puedo mirarte sin que me tiemble el pulso, sin que me suden las manos.
Que me tocas y el corazón se me pone a mil.
Que no puedo estar a menos de cinco metros de ti sin que me fallen las piernas.
Este es el problema. Intento evitarlo y no puedo.