Deja de subir y perderte entre las nubes, o incluso llegar a la luna y que parezca durante un espacio de tiempo que hayas aterrizado allí.
Si quieres perderte, o perder de vista al mundo, no te tires al mar. No es infinito, tu vista no alcanza el final, pero todo, absolutamente todo, tiene final.
Piérdete en su mirada, es más grande que la luna y más bonita que la mar. Piérdete, pero no se te olvide pedirle que te busque. Que te busque y te encuentre.
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